Friday, May 18, 2012

Luz

"Quien enciende una lámpara para iluminar el camino de otro, ilumina su propio camino"

Recientemente no he podido escribir mucho por aquí porque estoy en la tan temida "semana de finales."  Tres ensayos para distintas clases están en trabajo en mi cabeza, junto a dos sobre budismo que están en proceso.  Por el momento, todos ellos aún en papel como "borradores," pero que pronto estarán siendo entregados y posteados, respectivamente.  Estos tiempos de mucho trabajo son los más desafiantes para mantener nuestra práctica budista, sobre todo la oración.  Sinceramente, es difícil mantener una abundante cantidad de daimoku cuando el tiempo parece no darse, pero lo importante es no dejar de entonar aunque sea unos minutos en la mañana y en la noche.  Tratar al máximo de poder hacer cuánto más daimoku sea posible.

No se suponía que postearía el día de hoy, ¿pero quién dice que no se pueden cambiar planes?  Ciertamente los tres ensayos siguen en proceso y hace falta tiempo para terminarlos, ¡pero ayer/hoy me pasaron cosas muy maravillosas que no podía dejar de contar!  Como ya mencioné anteriormente, estoy en una etapa de fortalecer mi fe más que nunca, y una de las cosas que el estudio del budismo me llevó a comprender claramente es algo muy bello: "Mi karma es mi misión."  El budismo de Nichiren Daishonin nos enseña que todos los sufrimientos que atravesamos han de ser transformados.  Se dice que el Nam-myoho-renge-kyo tiene el poder de convertir el veneno en medicina.  Es por eso que el practicante del budismo ha de tomar su sufrimiento (karma) como misión. Es decir, estar agradecidos por el sufrimiento o la dificultad por la que podamos estar atravesando en ese momento, porque debemos tener la seguridad de que eso no es más que una manera de forjarnos en la misión que tenemos que cumplir.  Hoy lo experimenté claramente.

Muy tarde llegué a mi cuarto después de estudiar.  Entré a facebook... y de pronto un "viejo amigo" con quien no conversaba hace (literalmente) años -hasta ayer- me saludó.  Yo estaba muy cansada, y sinceramente sin ganas de entretenerme mucho en "redes sociales."  Muy "al azar" me preguntó, "¿Qué es Mahayana?"  A lo que simplemente le respondí, "en el budismo existe la rama de hinayana y de mahayana, cuando tengamos mas tiempo podremos conversar más al respecto :) "  Nuevamente muy "al azar" me dice que está estancado en un proyecto... Entonces pensé, hey ¡està es una oportunidad de shakubuku! y traté de hacerlo de la manera màs sencilla posible que alguna vez lo hubiera hecho en mi vida.  Entonces le dije: "You know what?  No necesitamos esperar de más tiempo para que aprendas de budismo, ¡puedes empezar a aprenderlo ahora mismo!  Todo lo que tienes que hacer es recitar un mantra, NAM-MYOHO-RENGE-KYO, es algo que tienes que experimentar por ti mismo.  A mí me ayuda mucho, pero es algo que lo tienes que descubrir en ti, asi que una vez que lo hagas, luego con más tiempo tendremos oportunidad después de conversar sobre tu experiencia, si quieres compartirla conmigo."  Me dijo que lo intentaría y nos despedimos.

Unos segundos después llega mi amiga a mi cuarto.
-Hola, ¿Cómo estàs? -Ésta es una pregunta muy importante, y quizás no nos damos realmente cuenta de ello porque la hacemos tan mecánicamente.  Pero aún más importante es responder a esa pregunta con sinceridad, sobre todo si viene de alguien a quien nosotros queremos o en quien confiamos.
-I´m OK, me responde ella.  Le pregunto que ha estado haciendo en el día, y me doy cuenta que éste no fue uno bueno para ella.  Me empieza a contar de las cosas que la perturban, y pude darme cuenta que todas ellas no se debían más que a su inseguridad y falta de confianza en el Gohonzon.  Ambas estamos a punto de graduarnos, son sólo un par de días más que una semana, y llega el momento.  Siempre que estamos a punto de concretar algo importante en nuestras vidas, algo por lo que hemos estado luchando mucho, la negatividad nos invade.  Es el demonio del sexto cielo, la oscuridad fundamental.  Ella, de la que se trato de explicar anteriormente, la que nos hace negar nuestra budeidad y el poder del Gohonzon, es decir nuestro poder interior.

Alentar a otro es muy difícil.  Se necesita de coraje.  Lo sé porque así lo sentí al hablar con mi amiga.  Di el primer paso y empecé a hacerlo, a decirle lo que salía de mi corazón.  "Never doubt the power of the Gohonzon.  No dudes nunca del poder del Gohonzon.  Nunca dudes.  Nunca dudes."  Creo que poco a poco me fueron saliendo las palabras de lo que había estudiado, y lo que yo misma había experimentado.  Estoy tan agradecida con mi amiga por haber confiado en mí.  Por haberme enseñado que no hay nada de malo en llorar frente a un amigo y decirle "Hey, esto es lo que me pasa.  Me siento perdida, no sé que hacer."  Ella misma pudo darse cuenta que aquellos que lo consiguen todo fácilmente, nunca tienen palabras para alentar a un amigo, o no saben que hacer cuando están frente a alguien que está sufriendo.  Traté de compartir con ella lo que había aprendido, que su sufrimiento se convertiría en su misión, y que no debía dejarse vencer por él.  Somos jóvenes y es nuestra etapa de aprender más, y quizás por eso de pasar por momentos más duros, pero justamente todo ello significa que nos etamos haciendo más fuertes.  La victoria no consiste en ganar, sino, en no ser vencido.  La consigna de Kaneko Ikeda es: "No siempre se puede triunfar, pero jamás seré derrotada."  Me sentí tan contenta de poder alentar a mi amiga, sobre todo porque pude darme cuetna de lo difícil que fue hacerlo, pero luego de lo maravilloso que es cuando sale del corazón y la misericordia.  Me agradeció, yo volví a mi cuarto, la dejé en el suyo pensando.

Volví a chequear mi computador.  Un momento, ¿recuerdan que me acababa de despedir de otra conversacion (una virtual)?  Sí, ¡yo también me había olvidado!
-"No sé cómo debería haber funcionado lo que me enseñaste, lo importante es que me ´desatasque´ y pude resolver la primera parte del proyecto que me tenía en problemas. Gracias"
-WHAT?
No pude evitar saltar de alegría.  Los que han enseñado el budismo a otros, pueden comprender la indescriptiblemente maravillosa sensación que se tiene cuando esa persona a quien le enseñaste te dice que pude ver los resultados de su oración.  Una vez escuché de un cura que la soledad no es más que el egoísmo.  ¿Por qué sentirnos solos cuando tenemos a tanta gente a nuestro alrededor?" Lo que pasa es que nos atascamos en nosotros mismos, y no queremos ver más allá.  Pero caundo nos damos cuenta de que somos parte de todo lo que nos rodea y no podemos quedarnos encerrados en nosotros, podemos ver que hay tanto por contribuir y por vivir con alegría.  Después de reflexionar un poco, me di cuenta que todo ese tiempo que yo estaba tratando de darle ánimos a mi amiga, era el mismo tiempo que mi amigo había estado entonando daimoku (Nam-myoho-renge-kyo).  Sentí como si místicamente el hubiera estado escuchando lo que le decía yo a mi amiga, y eso le ayudó a mantener su oración...

Eso era lo que quería compartir (:  Soy una "escritora lenta" y creo que escribir en un diario me ha ayudado a darme cuenta que me gusta escribir, y es algo que quiero siempre hacer.  Como en este blog, que me alegra saber que hay gente que lo visita; o los ensayos que escribo para la universidad, que a veces no parecen tan entretenidos, pero he aprendido a disfrutarlos más; los "proshectos" :) que tengo en mente para continuar escribiendo, que pueden sonar tan descabellados como una obra teatral en cierto contexto peruano y basada en cierta obra de Euripides... ETC.

Pude escuchar a mi amiga entonando Nam-myoho-renge-kyo después de que la dejé auto-reflexionando.  No existe mayor felicidad que el ver que somos parte de la felicidad de otros.  La verdadera felicidad es la luz que irradia desde dentro de uno mismo y sobrepasa, aún más allá, y alcanza a todo y todos los que nos rodean.

No comments:

Post a Comment